Tras dos años viviendo con hernias lumbares, que empeoraron en noviembre del año pasado con dolores mas intensos y sin analgésicos que lograran aliviarlos, María viajó a Nicaragua con
la esperanza de ser tratada por especialistas que pudieran aliviar su condición, regresó enfrentándose junto a su esposo al reto de ahorrar el dinero para una costosa cirugía. Un par de meses después recibió algunos tratamientos médicos en Honduras que la dejaron varios días en cama.
A mediados de marzo recibió un mensaje que le brindó mucha esperanza, una amiga y vecina le envió una captura de pantalla de la Brigada de Columna de Adulto que recibiríamos en abril, María se comunicó temprano por la mañana para programar su cita de evaluación. Tras un viaje de madrugada desde Tegucigalpa pudo ser evaluada y su cirugía fue programada para la brigada.
“Después de haber hecho todo lo que estaba en nuestras manos junto con mi esposo para mejorar mi salud… Sin duda ha sido Dios quien ha abierto las puertas y ha proveído para estar hoy aquí en la Fundación.”
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